Las oportunidades llegan en el
momento menos esperado, que debes hacer? no las dejes pasar! Súbete al tren pero... y mis hijos con quién los dejo? Momentos
de preocupación y tensión en cuestión de segundos, la adrenalina fluye, la sensación
de no perderme una oportunidad así carcome mi alma. El tiempo corre, los minutos no esperan por
mi, debo decidir rápido; voy con mis hijos!
Llegas al lugar citado y te das
cuenta de que todas son chicas solteras (por lo menos eso aparentan en la fila),
de cuerpos espigados, tacos altos, con la juventud en sus rostros, la libertad
en sus sonrisas, libres de preocupaciones, tratando de aprovechar la oportunidad
que se nos presenta. Yo, inmersa en ese grupo tratando de no amilanarme, en
zapatillas, con mis tacos en mi cartera, con un moretón en el mentón (corcho
del mal. Gajes del oficio de una coordinadora de eventos) y acompañada de mis 2
motores, fuente de energía que por momentos pasaba de un estado de preocupación
a motivación.
Y llegó mi turno, más nerviosa no podía estar. Motivos: mis hijos se quedaban solos en el lobby de la oficina y tenía
que concentrarme en lo que diría en la audición. “Se quedan aquí, no se vayan a
ningún lado. Haces caso a tu hermano” les dije. Ellos asentían con la cabeza como si
entendieran la situación.

¡“mamá escuché lo que dijiste! Lo hiciste bien!!”
dijo mi hijo. Fue una sensación reconfortante oír de mi hijo decir aquellas palabras, él también era parte de esta experiencia.
Hizo de lo vivido una situación muy especial, ya que contaba no solo con la calificación
del jurado, sino también el riguroso ojo crítico
de mi enano, que con sus apenas 11 años parecía decirme: “hiciste un buen
trabajo, mamá de acero”.
En definitiva, pese a todos esos sentimientos encontrados, ¡hoy fue un día fantástico!
P.D: les dejo la imagen final del día de hoy, con moretón incluido.
P.D: les dejo la imagen final del día de hoy, con moretón incluido.